de maglia y alonso. fotografías
exposición de Jordi Botella e Isabel Fernández Alonso
en la Casa Municipal de Cultura M. González Allende, Toro (Zamora)
del 1 al 15 de agosto de 1998
y en el Centro Cultural los Caños, Carbonero el Mayor (Segovia)
del 1 al 15 de septiembre de 1999
----------------------------------------
fotos de las salas
_
_
composición, luz y silencio
----------------------------------
Isabel y Jordi son ambos artistas en un sentido amplio de la palabra, ambos dibujan, pintan, maquetan, diseñan, componen y, de una forma muy especial, fotografían. Y lo más singular de todo es que entre sus actividades no hay cortes que las dividan o separen, su obra es global y, si en este caso la muestra que se hace es de sus fotografías, es porque la sociedad sí que establece categorías y fronteras, y cada medio de expresión tiene sus propios canales de difusión. De hecho, aquí está representada una parte importante de su obra fotográfica pero no toda.
Esto ya significa una discriminación forzada, porque no puede decirse que estas fotografías sean las artísticas o creativas y que las realizadas para la producción de anuncios, carteles, libros o catálogos no lo sean; todas tienen una carga creativa y una calidad artística equiparable, sin embargo, éstas son única y exclusivamente fotografías, cuyo valor comienza y finaliza en ellas mismas y las otras han tenido una aplicación útil a una determinada empresa. En consecuencia las otras han tenido unos canales de difusión asociados a los productos que acompañaban y de esa forma se han dado a conocer. Estas, en cambio, han de seguir el estrecho y poco accesible camino que se reserva a las obras de arte, de ahí que Jordi Botella e Isabel Fernández hayan puesto todo su interés en la realización de esta exposición y, junto a ella, de este espléndido catálogo, en el que se puede apreciar no sólo la imagen clara y nítida de sus fotografías –obviando la inevitable diferencia con los originales– sino la capacidad de de maglia y alonso para presentarlas en un contexto exquisitamente cuidado.
Un contexto cuidado como están cuidadas las fotografías que aquí presentan. Quizá sea esa la primera característica que salta a la vista, porque así como hay otros artistas que hacen de lo espontáneo, de lo fugaz o de lo anecdótico un valor positivo, un mérito, de maglia y alonso dan a sus imágenes el aspecto irreal de lo perfecto.
Frente a la sensación de constante movimiento, de aleatoriedad y capricho que nos produce normalmente el entorno, ellos, sin perder la naturalidad de lo retratado (ya sea persona, paisaje, objeto, fragmento o textura) introducen la sensación de lo perfectamente calculado, casi inmutable, sereno. Cualquier movimiento o variación rompería el hechizo, y los elementos que se ven elevados al "absoluto" volverían a ser cotidianos, utilizables e incluso ignorados.
Porque en estas fotos se recoge mucha de la vida que pasa desapercibida a nuestro alrededor, esos elementos que no por llevar años insertos en las paredes, puertas o ventanas, ocupando un espacio de nuestro entorno habitual, han conseguido calar en nuestra percepción consciente. O esas huellas, que siendo efímeras por su propia naturaleza, permanecen calladas hasta que unas huellas posteriores las eliminan, siendo unas y otras testigos mudos de una vida que transcurre insensible a las pequeñas múltiples alteraciones que produce a su paso.
Incluso los retratos de personas inciden en este hecho, y en lugar de instantáneas, en las que lo fundamental es el ambiente o la acción captada, en las que el movimiento queda paralizado artificialmente por la rapidez de la cámara, presentan individuos que voluntariamente han parado su actividad para mostrarse a la cámara tal cual son en ese momento, para ser retratados y observados como protagonistas, en una imagen en la que sólo la composición y la luz intervienen, sin fondos llamativos ni elementos que distraigan la atención.
Por su concepción recuerdan estos retratos aquellos de Velázquez que no representan a las grandes figuras del Reino, sino a los personajes que humildemente deambulan por la Corte y en un momento paran y posan ante su mirada para que él los plasme sobre el lienzo así, sin hacer alarde de sus habilidades ni de sus méritos, ni siquiera de sus imperfecciones ni defectos.
No hay nada anecdótico en estas fotografías, nada que sobre. La composición precisa con los elementos justos es el principal recurso, junto a la luz, que unas veces modela suavemente los volúmenes y otras dibuja contundentes manchas de sombra sobre superficies marcadamente texturadas.
Es el lenguaje conciso de quienes no necesitan adornos para expresarse, ni argumentos complicados ni efectos sorprendentes o llamativos. El silencio acompaña a estas fotografías, que nos ofrecen, fragmentada, una visión con registros muy variados pero siempre personales de nuestro entorno.
Fernando Blas Evangelio Rodríguez
Valencia, julio de 1998
---------------------------------------
cartel de la exposición














































